Pecheux: ¡Osar Pensar y Osar Rebelarse! Ideologías, marxismo y lucha de clases!

Título: ¡Osar Pensar y Osar Rebelarse! Ideologías, marxismo y lucha de clases
Subtítulo: -
Autor: Pecheux, Michel
Capítulo: -


En este texto, el autor analizará la relación entre la teoría marxista y la ideología proletaria. Este estudio tomará dos referencias teóricas:

  • el materialismo histórico, lo que significa el reconocer el primado de la lucha de clases por sobre la existencia de las clases en sí mismas. Es decir, lo que NO debe entenderse por marxismo es que exista una ideología con anterioridad a que las ideologías entren en conflicto. Lo que va a indagarse el autor entonces es qué es la ideología dominada.

  • el psicoanálisis, lo que implica reconocer el primado del inconsciente sobre la conciencia. Ello implica aceptar que NO es posible pensar que a partir de un estado inicial de “alienación” uno pueda acceder a su propia transparencia por una suerte de “auto-explicitación”.

I- Sobre el carácter doble de los procesos ideológicos

Existen ciertos autores que critican a Althusser de reproductivista. Para Pecheux, esto es injusto. Veamos a qué se debe.
Althusser introduce el término “reproducción/transformación”. Este concepto da cuenta del carácter contradictorio de todo modo de producción. Como afirma Marx, el motor de la historia es la lucha de clases. Para decirlo en términos coloquiales, la historia se mueve, la historia es lucha de clases. Pecheux señala que la lucha de clases pasa por los Aparatos Ideológicos de Estado (AIE) sin que sea posible diferenciar que contribuye a su reproducción y que contribuye a su transformación.

Pecheux, a continuación, va a precisar los siguientes puntos:

1- La ideología no se reproduce en forma general de un “zeitgeist” (“mentalidad” de una época) que se impondría de manera igual y homogénea a la sociedad.

2- No existe eso de una ideología de clase, no existe que cada clase tenga una ideología propia, anterior a la lucha de clases.

3- ¿Cómo deviene dominante una ideología? Es por la puesta en marcha de los AIE, donde la ideología es realizada y se realiza, que ella deviene dominante.

4- Pero los aparatos ideológicos no son puros instrumentos de la clase dominante, máquinas ideológicas que reproducen pura y simplemente las relaciones sociales existentes. Por el contrario, los AIE constituyen simultáneamente y contradictoriamente el lugar de las condiciones ideológicas de la transformación. Es decir, es un espacio donde se da la lucha de clases. De allí la expresión de reproducción/transformación.

Estas condiciones contradictorias están constituidas, en un momento histórico dado y para una formación social dada, por el conjunto de los AIE que esta formación social comporta. Este conjunto es un conjunto complejo. ¿Qué quiere decir que los AIE son un conjunto complejo? Quiere decir que no todos los AIE contribuyen de igual manera a la reproducción de las condiciones de producción y su transformación.

En su materialidad concreta, la instancia ideológica existe bajo la forma de “formaciones ideológicas” (referidas a los AIE) que a la vez, poseen un carácter “regional” y conllevan posiciones de clase. No hay, en la lucha ideológica, unas “posiciones de clase” que existirían abstractamente y que se aplicarían, en un segundo momento, a los diferentes “objetos” ideológicos regionales de situaciones concretas (ej en la Escuela, la Familia, etc). Es allí, por el contrario, donde se da el lazo contradictorio entre reproducción y transformación. En la medida que está en juego en la lucha ideológica de clases no son los “objetos” ideológicos uno por uno, sino el recorte mismo en regiones (Dios, la Moral, la Ley, la Justicia, la Familia, el Saber, etc) y las relaciones de desigualdad-subordinación entre estas regiones.

La dominación de la ideología (de la clase) dominante se basa a nivel ideológico por el hecho de que la reproducción de las relaciones de producción corresponde NO al mantenimiento idéntico de cada región, sino más bien a la reproducción de las relaciones de subordinación entre estas regiones. Es por esto que Althusser incluye dentro de los AIE capitalistas a los sindicatos y a los partidos políticos: estos tienen la función subordinada pero necesaria por la cuál la clase dominante se asegura el “contacto” y el “diálogo” con el adversario de clase. Por su parte, la transformación pasa por imponer nuevas relaciones de desigualdad-subordinación al interior de los AIE. Un ejemplo de esto está expresado en el imperativo “poner a la política en el mando”. Implica una transformación del conjunto complejo de los AIE en su relación con el aparato de Estado y una transformación del Estado mismo.

Pecheux resume lo anterior en dos tesis:

1- La ideología domina a las dos clases antagónicas.
2- La lucha de clases es el motor de la historia.

Estas dos tesis pueden parecer contradictorias (dominación y lucha) pero es una “falsa contradicción. El proletariado NO tiene su propia ideología reprimida y dominada, no tiene una ideología que sea exterior a la burguesa capitalista. No existe tal “tapa burguesa”sobre una olla de tendencias revolucionarias. La burguesía y el proletariado se formaron y organizan juntas en el modo de producción capitalista bajo la dominación de la ideología burguesa. Hay que pensar la contradicción en una sola ideología, dos mundos en uno solo, “lo nuevo nace de lo viejo”.

Los AIE son por naturaleza plurales. Combinan su carácter regional y su carácter de clase, de tal manera que sus características regionales (su especialización) contribuyen desigualmente a los desarrollos de la lucha ideológica entre las dos antagonistas.El carácter regional y de clase permite comprender cómo formaciones ideológicas se refiere a “objetos” (como la Libertad, Dios, la Justicia, etc) a la vez idénticos y diferentes. Es un mundo que no acaba nunca del todo de dividirse en dos.

II. Interpelación ideológica y lucha de clases

La Ideología: en singular. Althusser está influenciado por el concepto de El Inconsciente freudiano. También Althusser piensa en el carácter omni-histórico del efecto de interpelación, que Althusser aproxima al carácter eterno del inconsciente freudiano.

El sujeto ideológico se desdobla en dos.

  1. El sujeto en singular (¡Sí, soy yo!) (aquí y ahora)
  2. El Sujeto Universal, el Gran Sujeto, que, bajo la forma de Dios, o de la Justicia, o de la Moral, o del Saber, etc., vehiculiza la evidencia de que “es así, siempre y en todas partes, y está bien que así sea”.

Existen diferentes modalidades de este desdoblamiento, distinguiendo en la interpelación ideológica los siguiente efectos de identificación:

La identificación, en el cuál el sujeto coincide con el Sujeto. El individuo interpelado se sujeta libremente al Sujeto y “marcha solo” (según la expresión de Althusser) reconociendo el estado de las cosas existentes (es cierto que es así y no de otro modo). El ejemplo es el de los franceses que se sumaron a la guerra (Francia está amenazada, nosotros somos franceses, estamos en guerra).

En ciertas ocasiones, consecuencia de la lucha de clases, la coincidencia sujeto/Sujeto llega a romperse. Es entonces que algunos malos sujetos lo rechazan y se rebelan, e inclusive a veces se requiere del uso del aparato represivo del Estado.

La Contra-identificación fue el concepto que acuñó Pecheux para caracterizar a este proceso ideológico de no-coincidencia. En la ideología se toma en sentido literal pero invertido. En el ejemplo anterior, decíamos que “los franceses son todos iguales ante la guerra”, lo cuál implica que “sean siempre los mismos los que mueren”. Sin embargo, esta contra-identificación queda subordinada a la ideología dominante burguesa. Como si la inversión quedará tomada en aquello a lo que se opone, y reprodujera en definitiva la misma sujeción.

Lenin, en 1917, marca una práctica política de nuevo tipo. El proceso ideológico que pone en marcha manifiesta una ruptura tendiente a escapar a la oposición-disyunción entre guerra y paz.

La Des-identificación es el concepto con el cuál Pecheux nombrará a este efecto ideológico. No se trata de ningún modo de una síntesis que busque superar los momentos anteriormente mencionados, ni de una posible desubjetivación del sujeto. De lo que se trata es de una transformación de la forma-sujeto, bajo el efecto de la fusión tendencial entre las prácticas revolucionarias del movimiento obrero con la teoría científica de la lucha de clases.

¿Cuál es el peligro de esta concepción? Lo que podríamos llamar el teoricismo. Es necesario rechazar cualquier concepción platónica del proceso ideológico de la desidentificación. Para decirlo de otro modo, Pecheux está pensando en la alegoría de la caverna, en la existencia de un mundo de las ideas y un mundo de las sensaciones o de la práctica. La concepción pedagógica de la lucha ideológica constituye un efecto retorno de la ideología burguesa al interior mismo de las ideologías del movimiento obrero. Bajo la concepción pedagógica, la política proletaria queda encerrada en el quietismo (solos vamos hacia la revolución) o del salto voluntarista (inculcar una idea revolucionaria “desde afuera”).

iii. Resistencia, rebelión y tendencia revolucionaria en la ideología

Las formas ideológicas dominante le propone a las ideologías dominadas reconocerse desde dentro del movimiento obrero son:

  • el vacío de toda ideología dominada. El Gran Sujeto perverso del capitalismo manipularía aún a aquellos que tienen la ilusión de rebelarse. La rebelión es marginal y refuerza al Orden.
  • La repetición del mundo del Amo en un segundo mundo subordinado, devaluado y folklórico. “¿Ustedes no pretenderán gobernar con esto? ¿No son ustedes, a pesar de todo, más felices así, en su propio mundo?”. El amo no puede, evidentemente, ser desalojado si no es por un adversario simétrico que repita su imagen invertida. Por lo que “de todas formas, esto no cambiará nada para ustedes”.

Althusser busca desposeer al marxismo-leninismo de sus respuestas inmediatas. Sin embargo, al decir que los sujetos “marchan solos”, Althusser daba a este fenómeno singular de la marcha inmóvil una ocasión para trabajar dentro del marxismo-leninismo.

Althusser quita toda posibilidad de esquivar o de escaparse hacia cualquier lugar por fuera (fuera de la clase o fuera de la ideología). No hay otra salida que la lucha de las clases dominadas contra esta dominación, y esta lucha no tiene un comienzo asignable, porque ella no es otra cosa que la historia misma de estas clases. La ideología dominante no domina jamás sin contradicciones. La ideología dominante se presenta bajo el carácter eterno, irrefutablemente pleno, de un círculo encantado en el cuál los sujetos marchan solos fuera de la lucha de clase.

Comprender a la interpelación ideológica como ritual supone reconocer que no hay ritual sin falla. “Una palabra por otra”, o lapsus y fallido, marcan lo imposible de una dominación ideológica fuera de toda contradicción. Está siempre-ya ahí: el origen imaginario de toda la resistencia y de la rebelión, sin que sea necesario ir a buscarlo a otro mundo. Las ideologías dominadas no se forman en ningún otro lugar que en el emplazamiento mismo de la dominación, en ella y contra ella, a través de sus fallas que los afectan inevitablemente.

Estos fallidos ponen en jaque a la ideología dominante, sacando provecho de su tropiezo, pero esto no quiere decir que el inconsciente sea la fuente de las ideologías dominadas. Por el contrario, el inconsciente no coincide con el de la ideología, pero la ideología no puede pensarse sin referencia al registro inconsciente. Por lo tanto, el lapsus, el acto fallido, son, en tanto que “escombros de rituales, las materias primas  de la lucha ideológica de las clases dominadas, en la misma medida que el círculo-ritual de la interpelación ideológica es la materia prima de la dominación ideológica.

En resumen: No hay un mundo de la ideología dominante, unificado bajo la forma del “hecho consumado”, ni dos universos ideológicos opuestos como el signo + y -, sino un sólo mundo que nunca termina de dividirse en dos. De este modo, toda ideología dominante trabaja constantemente para reforzar sus defensas en sus puntos de fragilidad, en sus fallas, que son asimismo puntos de formación de ideologías dominadas. Ella es un lugar un lugar de reorganización incesante para ocupar preventivamente esos puntos o para reapropiárselos mediante las concesiones necesarias, reconociendo a las ideologías dominadas un espacio reglamentado, limitado, de manera que las ideologías dominadas experimenten la dominación ante que en nada en su propio interior, y no como obstáculo puramente exterior.

Foucault aporta una contribución importante a las luchas revolucionarias de nuestro tiempo. Pero recubre al mismo tiempo aquello que descubre, en tanto vuelve inasibles los puntos de resistencia y las bases de la rebelión de las clases dominadas.

IV. Algunos comentarios sobre la ideología proletaria

Las masas no pueden ser representadas porque no constituyen un cuerpo. La propio de la ideología dominante es que se realiza y se unifica a través de la disyunción regional organizada de los AIE. El carácter de clase se esconde así detrás del carácter regional, y se realiza en este mismo enmascaramiento bajo la forma de intereses orgánicos del cuerpo social. Por el contrario, la ideología proletaria tiende a establecer el primado político de la lucha de clases por sobre los caracteres regionales. Es desregionalizante. En particular desregionaliza a la política, sacándola del parlamento, afectando al resto de los AIE. ¿Qué quiere decir esto? No es que se crea una nueva Familia, nueva Escuela, etc. No es cuestión de reemplazar a las viejas instituciones. Se trata de algo diferente. El emplazamiento de las cuestiones no está jamás fijado en la política proletaria: se desplaza sin cesar por los desvíos de leyes irrepresentables según la cartografía del cuerpo social. Esta “política de línea quebrada”, que consiste en dejar que se desplace sin cesar el terreno de las cuestiones, por lo tanto, en soportar derrapes en la excentricidad de un lapsus político o en juego ideológico. Es lo que hizo Lenin. El tejido plural de la ideológicas dominadas, legado y relegado por la historia del Estado, se pone de repente a trabajar en dirección del no-Estado, con todos los efectos que ello implica en la lucha política de las masas y en la singularidad de los destinos individuales.

Para Pecheux, esta figura vacilante bien podría ser lo específico de la interpelación ideológica proletaria. Decir que la interpelación ideológica funciona con la contradicción es decir que los individuos están tomados desde la contradicción que los atraviesa, por fuera de una identificación a un imposible yo-sujeto proletario. Es un proceso que no conoce fin, que comienza indefinidamente.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente resumen. Gracias!!

Juli Wagner dijo...

Me alegro que te haya servido! Saludos!

Unknown dijo...

Muy buen resumen!!! Gracias!

Unknown dijo...

Muy buen resumen!!! Gracias!