América Latina, una región subalterna
Resumen de "La civilización en debate" de Alberto Lettieri Capitulo 16 América Latina: una región subalterna Temas principales • La inserción de Latinoamerica en la división internacional del trabajo • La 1GM • El periodo de entreguerras y la relación con EEUU • La crisis del 30, los golpes de estado y los antecedentes de los populismos • Los 40 y los populismos: el modelo del estado de bienestar • La revolución cubana y la guerra fría • El establishment y la deuda externa: los golpes de estado • La conclusión de Lettieri sobre la globalización I- Latinoamérica en la División Internacional del Trabajo (1880-1914) Durante el periodo, los países de la región se irían incorporando a la División Internacional del Trabajo impulsada por Inglaterra desde la sanción del librecambio en 1849. Esta incorporación fue no optativa, dado que el capitalismo era por entonces una fuerza en expansión incontenible. Para ello, definia una serie de condiciones sociales e institucionales adecuadas-entre las cuales estaban el exterminio de clases sociales incompatibles(gauchos e indios) y la consolidación de un férreo orden político constitucional-. En estas constituciones se proclamaban los derechos de propiedad y de libre tránsito de personas, dando un marco imprescindible para la llegada de capitales extranjeros; también se decretó la libertad de culto, permitiendo el arrivo de mano de obra europea(latinoamérica no contaba con capital propio ni mano de obra habil). La división internacional del trabajo era un sistema que generaba desigualdad, ya que Inglaterra se reservaba el papel de taller del mundo, quedando los países productores de materias primas atrasados en términos de industrialización. Esta desigualdad era fundamental para los intereses del capital internacional, ya que posibilitaba su disciplinamiento automático respecto del centro hegemónico. Esta relación de subordinación funcionó bien hasta la Primera Guerra Mundial, y fue llamada la “edad de oro”(1880-1930) para América Latina. Durante ella, la riqueza se concentró en la oligarquía nacional-por lo que Lettieri afirma que fue una edad de oro únicamente para los grupos propietarios y en menor medida para las clases medias, pero no así para el resto de la población(indios, gauchos y trabajadores) y además puso al país en una situación de subordinación-. II- Una región a la deriva La lógica de la división internacional del trabajo generó en latinoamérica un crecimiento económico y de desarrollo de la infraestructura-ferrocarriles y caminos- desigual, en función de las necesidades del mercado internacional. Durante el periodo de la Gran Guerra fue posible en algunos países como Brasil, Argentina o Chile, el impulso de una primera etapa de la industria sustitutiva, que requerían una limitada inversión de capital, requerimientos técnicos de baja complejidad, la posibilidad de aprovechar los productos exportables locales-materias primas-que momentaneamente habían perdido sus mercados externos tradicionales. Simultaneamente se planteaba el problema de la pretensión de EEUU de convertirse en nuevo centro articulador de la economía internacional, lo cual merecía muchísimas objeciones de parte de las dirigencias locales. Los Estados Unidos erán competidores de los países latinoamericanos en el mercado internacional de materia prima. Sin embargo, EEUU también producía productos manufacturados, que eran comprados por los países latinamericanos ya que ellos no producían manufacturas. Con la crisis de 1929 se debilitó profundamente el esquema de División Internacional del trabajo (en el caso argentino, la reacción fue el fortalecimiento de la relación con Gran Bretaña). Lettieri afirma que no es casualidad que practicamente en toda América Latina sufrieran los primeros golpes de estado, cuya lamentable saga continuó hasta mediados de los 80. La llegad de los militares al poder posibilitó la recuperación de la influencia de las clases propietarias que se habían beneficiado del modelo anterior- el agoexportador -. En este contexto de creciente armamentismo se impuso un segundo proceso de sustitución de las importaciones. La industrialización con capitales nacionales de los 30/40 era en general de mala calidad. Se trataba de una industria que intentaba satisfacer el mercado interno, pero no podía competir en el mercado externo por su baja calidad, por lo que se adoptaron políticas proteccionistas para evitar la competencia externa. Al aumentar la desocupación la gente comenzó a trasladarse hacia las ciudades(migración interna), que se tradujeron en la creación de favelas o villa de emergencia, originandose las primeras en los años 30. La razón de estas migraciones era la creencia de que en las ciudades habría perspectivas de conseguir trabajo o forma de subsistencia, ya que en el campo la crisis era total. Y la forma que encontraron los gobiernos latinamericanos para garantizar el orden social consistió en impulsar estas industrias sustitutivas. Esto provocó un proceso de superpoblación de las ciudades. La migración interna también exigió el diseño de nuevas estrategias tendientes a garantizar el control social sobre las nuevas masas urbanas, cuya composición llegó a merecer la definición de “aluvión zoológico”. Los denominados “populismos”-encabezados por el varguismo brasilero, el peronismo argentino y el cardenismo mejicano- fueron la expresión política paradigmática de este periodo, en el que surgieron líderes carismáticos que consiguieron expresarse como una herramienta de contención social. Estos lideres adscribieron a la denominada por Perón como “tercera posición” que implicaba una crítica al capitalismo –por considerarlo como un sistema de explotación del hombre por el hombre – y al comunismo –por tratarse de un sistema que clausuraba las libertades individuales-, y a la vez reivindicaba a la doctrina social de la Iglesia Católica –destacando su humanismo e inspiración solidaria-. Los populismos impulsaron procesos de redistribución social del ingreso, acompañados por una ingeniería política orientada a la manipulación de las masas, que incluyó la movilización organizada de manera vertical por los sindicatos y el partido de gobierno, la afiliación o sindicalización obligatoria para los trabajadores, la persecusión de los opositores, el adoctrinamiento de los jóvenes a través del aparato educativo, etc. La relación que se establecía entre el lider carismático y la masa amorfa no era en modo alguno una relación entre pares, sino el reconocimiento de un estatus, de una diferencia cualitativa, entre el patriarca y su rebaño, una especie de “gran padre”-paternalismo- a menudo acompañado por su esposa que oficiaba como una “gran madre”- se encargaba de velar por los intereses de la sociedad en su conjunto. Los líderes fueron capaces de formular una serie de demandas que las masass eran incapaces de formular por si mismos. Por un lado, los sistemas populistas imposibilitaron una ciudadanía política(les impedía llegar al poder), mientras que por el otro lado les posibilitaba el acceso a una ciudadanía social, consagrando derechos y garantías a los sectores populares-según Lettieri, con el fin de manipular la voluntad de estas-. Así, los sectores populares conformarán la base sociopolítica esencial del régimen populista, y de este modo se logró evitar su adhesión a las ideas socialistas; a diferencia de los fascismos europeos que tuvieron como base sociopolítica a las clases medias. El modelo del Estado de Bienestar se exportó a lo regimenes populistas latinoamericanos. Pero, al mismo tiempo, estos gobiernos permitieron la radicación de empresas extranjeras en territorio local, brindándoles importantes beneficios e incentivos. De esta manera existía simultaneamente el modelo del estado y el de las empresas extranjeras. III- De la Guerra Fría al Imperio Con la Revolución Cubana, un temor sobre la posible expansión de que esta experiencia pudiera repetirse en el resto de las naciones de América del Sur asechó a la dirigencia norteamericana, teniendo que extender la tesis del “patio trasero” hasta el sur del continente. El presidente estadounidense, Kennedy, promovió dos medidas: la Iniciativa para las Américas y la Alianza para el Progreso, que apuntaron a acelerar el proceso de aculturación de las sociedades norteamericanas bajo el paradigma norteamericano. Esos programas de formación dieron luego lugar a los golpes de estado en la década de los 60-Onganía en Argentina- y de mediados de la década de los 70. Asimismo, las autoridades norteamericanas alentaron el otorgamiento de préstamos para el desarrollo económico de estos países a través del FMI y del BM, y se intensificaron los intercambios estudiantiles con el fin de conformar una elite social, política e intelectualmente subalterna, generando un vínculo de dependencia. A esta creación de una clase dirigente aculturada se le sumó también la modelación de las Fuerzas Armadas. La democracia latinamericana era por entonces bastante débil, recibiendo presiones de los sindicatos, las corporaciones-militares generalmente-, los organismos políticos y económicos internacionales junto a las empresas trasnacionales(el establishment), y las demandas de la oposición. El cambio en la ecuación del poder en Argentina se dio en el año 1966: antes de esta fecha, los golpes de estado habían favorecido con devaluaciones a los intereses de los agroexportadores, pero en este golpe, el ministro Krieger Vasena implementó un sistema de retenciones a las exportaciones, yendo a parar estas divisas a las arcas del estado. Este cambio significó que las clases exportadoras latinoamericanas no fueran las principales beneficiadas por un golpe, sino que iban a ser uno más de lo beneficiarios de los sojuzgamientos de los intereses populares. A partir de entonces, serían los organismos de crédito internacional y las empresas multinacionales las que se quedarían con la otra parte de la ganancia. Este incremento del financiamiento internacional y del peso del establishment en la vida interna era una señal de creciente inviabilidad económica y política que comenzaba a experimentar muchos paises latinoamericanos. En el contexto internacional, los alimentos y las materias primas perdían cada vez mayor valor. En la segunda posguerra, los estados europeos decidieron tomar medidas proteccionistas para proteger a sus productores. Si bien hubo un proceso de modernización en la industria latinoamericana a partir de 1960, este proceso no logró consolidarse, con la excepción de los casos de Brasil y Méjico. La injerencia creciente del establishment en la política interna motivó el surgimiento de diversos movimientos revolucionarios de liberación, que serían utilizados políticamente por los EEUU para alentar la instalación de dictaduras militares en las décadas del 60 y 70. En estos periodos la deuda externa pasó a jugar un papel decisivo en la ecuación de poder nacional e internacional. La inserción de petrodolares en el mercado financiero internacional encontraron a los países latinoamericanos como un destino muy atractivo debido a los elevados intereses que aceptaban las dictaduras militares instaladas. Las consecuencias fueron inmediatas:las economías colapsaron y los modelos económicos naufragaron sin que apareciera una alternativa para su reemplazo. A partir de ese entonces se sucedieron distintas crisis de alcance internacional originadas en estos países, como por ejemplo la crisis en Méjico-efecto tequila- de 1982 a 1994, la crisis brasileña en 1998 y la crisis argentina del 2001. La conclusión de Lettieri es que estas crisis expresan la debilidad de las economías más poderosas de la región para funcionar de manera autónoma, al margen del auxilio de los organismos de crédito internacional que –según Lettieri- condenan al hambre, al atraso, la miseria y el caos al 80% de la población mundial (o sea, queda claro que Lettieri es crítico de este proceso). En efecto, el modelo económico imperial –la globalización- genera cada vez más recursos que son absorbidos por el centro, mientras que la periferia es absolutamente inviable en lo económico y sólo puede funcionar a partir de un financiamiento externo que cada vez resulta más dificil garantizar, ya que se trata de un financiamiento no genuino, de capitales golondrina o buitres que se dirigen a aquellos lugares que ofrecen una tasa de ganancia excepcional, provocando daños estructurales irrecuperables en las estructuras económicas de los países afectados.
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