jueves, 25 de agosto de 2022
Hacia un mundo industrial
Resumen de "La civilización en debate" de A. Lettieri
Capitulo 18: Hacia un mundo industrial
Temas Principales
1. Revolución Industrial - ¿Por qué Inglaterra?
• En el plano internacional
• En el plano de las condiciones políticas y culturales
• En el plano de la reforma agraria
• En el plano demográfico y de mercado
• En el plano tecnológico
• En el plano de los transportes
• Consecuencia: el nuevo órden social
• Consecuencia: el movimiento obrero
2. Revolución social ¿Por qué Francia?
• El Imperio Francés
• Las condiciones políticas y culturales
• El mundo rural
• Demografía y mercado
• La industria francesa
• El nuevo órden social
• Las rebeliones populares
Revolución Industrial. ¿Por qué en Inglaterra?
Plano internacional
La hegemonía inglesa residía en su extendido comercio, su capacidad bélica y su dominio de los mares, siendo las posiciones inglesas en América relativamente jóvenes. La relación entre Inglaterra y sus colonias americanas no era análoga a la relación que entablaba España. Los ingleses establecieron una “servidumbre comercial y libertad civil” ya que, al ser colonias marginales en comparación con la India, les permitía tener tempranas libertades, lo que se nutría por las características europeas de sus colonos. Por el contrario, en materia económica, no poseían libertad de comercio.
Desde 1763 a 1815 esta hegemonía se acentuó. La metrópoli comenzó a explotar su potencialidad colonial, en tanto necesitaba expandir sus mercados simultáneamente al desarrollo de las industrias. Sin embargo, al mismo tiempo se produce la independencia de EEUU. Si bien se pierde esta colonia, Inglaterra aún mantiene a la India.
Plano político y cultural
Inglaterra logró conciliar rápidamente las tensiones entre la burguesía y la aristocracia mediante el establecimiento de la monarquía parlamentaria. Esto facilitaría la transformación productiva. Con la revolución política de derribó una de las mayores trabas para la conformación de un mercado de trabajo libre y la liberación aduanera que limitaba el comercio.
Plano agrario
Durante el medioevo, la producción agraria se organizaba bajo un sistema de rotación de cultivo trianual: la tierra se dividía en tres parcelas distintas, en las cuales se cultivaba de forma rotativa (1)cereales – trigo o centeno – y (2)legumbres, dejando la restante en reposo(3). Esta modalidad respondía a la ausencia de fertilizantes y provocaba una muy baja productividad de los terrenos.
Desde el siglo XVII, comenzó a implementarse una rotación cuatrianual en los cultivos, introduciendo las plantas forrajeras con la consecuente posibilidad de criar ganado vacuno y ovino. Este cambio en la forma de cultivos modificó la disposición territorial, eliminando paulatinamente las tierras comunales y de campos abiertos(openfields) propios del régimen feudal, a los cuales tenían acceso los hombres libres y siervos. Este nuevo sistema fue motivado por la presión de los precios agrícolas entre 1670 y 1750, lo cual incentivo a los productores a buscar métodos alternativos para incrementar la producción y amortizar la caída de precios. La necesidad de ampliación de las tierras cultivables llevó a la reducción de las tierras de usufructo común. Desde 1760 los campos abiertos (openfields) fueron desapareciendo como consecuencia de un conjunto de instrumentos jurídicos – las Leyes de Cercamiento (enclosures) - y expulsando paulatinamente a un considerable número de familias campesinas.
La revolución agrícola impuso a la economía inglesa formas de producción mixta (agrícola-ganadera), impulsando el cambio de hábitos alimenticios, enriqueciendo la dieta de la familia campesina, y sirvieron de materia prima para las nuevas industrias. De este modo, Inglaterra anticipó al resto de los países europeos, sirviendo esta reforma a la configuración de la propiedad privada y la constitución paulatina de un mercado laboral capitalista.
Demografía y mercado
A partir de mediados del siglo XVIII, Inglaterra experimentó una explosión demográfica. Mientras que en el resto de Europa este crecimiento fue del 5%, los ingleses se duplicaron en población (“conexión con la mejor alimentación”). La consecuencia de este crecimiento fue inicialmente la absorción de la oferta de los productos textiles de las industrias. Uno de los requisitos para la existencia de un mercado interno fue la integración del territorio, lo cual requirió la construcción de canales y caminos pavimentados para el traslado de mercancías. Sin embargo este mercado rápidamente se saturó y encontró mejores posibilidades de colocación en las colonias americanas y en Europa oriental.
Tecnología
En una primera etapa de la industrialización, esta era de producción era doméstica y artesanal, por la cual el comerciante abastecía de materia prima (lana y algodón) a la familia campesina, la cual se dedicaba a esta producción en sus tiempos libres cuando se desentendía de sus obligaciones del campo. En este sistema el comerciante-empresario no podía ejercer ningún control sobre la familia campesina porque ésta aún conservaba como medio de subsistencia su actividad rural, por lo cual no había ningún incentivo para el aumento de la productividad.Este método se lo conoce como la protoindustria.
Como bien afirma la teoría marxista, para que el capitalismo emergiera era necesario despojar al campesino de sus medios de producción, lo cual requería la reunión de obreros enun mismo espacio físico, la fábrica, y que el hombre no tuviera mecanismos alternativos de subsistencia. Esto llegaría hacia 1770 con la aparición de las hiladoras mecánicas las cuales tenían la peculiaridad de estar impulsadas por energía hidráulica. Estas máquinas comenzaron a utilizar como insumo básico para la producción textil al algodón.
Una década más tarde llegarían las maquinas impulsadas a vapor de agua, y necesitaban para la producción la concentración de obreros en fábricas. La organización de la producción pareció asociarse con la progresiva utilización de energía inanimada que fue desplazando la fuerza impulsada por el hombre o los animales. Es en este punto que radica la gran revolución tecnológica.
Transportes
La producción textil debía acelerar su expansión al mercado mundial ya que comenzaban a vislumbrarse rendimientos decrecientes en dicha rama. Era en la metalurgia y en la actividad minera donde se hallaba el mayor inconveniente ya que se debían transportar elementos muy pesados y con distancias a recorrer muy largas entre las minas y las industrias. El boom de esta actividad inaguraría la era del ferrocarril.
La primer condición para la creación de este medio de transporte fue la consolidación de Inglaterra como taller del mundo ampliando su comercio industrial a otros países que comenzaban a industrializarse como Francia, EEUU y luego Alemania. La segunda condición era la necesidad de unificar el territorio y facilitar el acceso al mercado de exportación. La tercera condición fue el excedente de capital acumulados en el período precedente, el cual había sido solamente posible en Inglaterra. Dicha acumulación se combinó con la consolidación del mercado financiero y el mercado de capitales, que empujados por las bolsas de Manchester y Liverpool, inauguró los modernos sistemas de inversión bursátiles. El capital que anteriormente había sido destinado a las guerras, ahora iría dirigido a construir ferrocarriles.
La industria metalúrgica mejoró sensiblemente el transporte marítimo. Este adelanto se combinó con la invención norteamericana del barco a vapor. El sistema de refrigeración completó este proceso favoreciendo el flujo de materias primas, por lo que Inglaterra fue abandonando progresivamente la producción de materias primas.
El nuevo orden social
En la primera fase de industrialización, la nobleza contaba con un poder político considerable y lograba obstaculizar la conformación de un mercado de trabajo libre y asalariado. Esto implicó la convivencia por un tiempo considerable de relaciones tradicionales junto a modalidades modernas de trabajo. El régimen capitalista requería que las personas se encuentren desposeídas de sus medios de producción. Para ello fue fundamental la aprobación de ciertas leyes.
-La ley de cercamiento permitió extender los terrenos cultivables y así hacer frente a la caída en la productividad agrícola.
-Con la ley de cereales se prohibió la importación de granos, y entonces los grandes terratenientes locales pudieron fijar precios internos a su criterio, elevando continuamente el costo de la canasta básica familiar.
-La ley de Speenhamland consistía en que el estado debía subsidiar a los productores agrícolas para el empleo de jornaleros. Los trabajadores se devidian entre jornaleros subsidiados y agricultores estacionales no subsidiados. Solamente los terratenientes empleaban agricultores estacionales en el periodo de cosecha. Este nuevo grupo fue tomando actitudes violentas contra las máquinas, a las que acusaban de despreciar el trabajo humano. Los jornaleros recibían salarios muy bajos y lograban sobrevivir solamente por el subsidio. Esta ley empobreció las condiciones de los jornaleros, lo volvió más sumiso a las órdenes del terrateniente y provocó la fijación territorial ya que la condición del subsidio era que viviese dentro de la jurisdicción(para evitar la estampida a la ciudad). En efecto, el objetivo fue retrasar la conformación de un mercado de trabajo capitalista en las ciudades. Simultáneamente, la ley repercutió en el crecimiento de la población, ya que este subsidio solo se destinaba a familias numerosas. Este aumento demográfico hizo bajar los salarios.
En conclusión, este conjunto de leyes estuvieron hechas para aparentar la sustentabilidad del sector agrícola cuando ya no existían ventajas comparativas para Inglaterra. Es evidente la incongruencia entre la legislación proteccionista en un primer momento del desarrollo industrial inglés y el paradigma liberal que profesó a partir del siglo XIX. Se puede afirmar que también muchas de estas medidas impidieron que el cambio a un sistema capitalista generara un conflicto social a corto plazo. Ya en la segunda fase de la industrialización estas leyes eran obsoletas y fueron derogadas. Hacia el 30 y 40, las clases medias inglesas comenzaron a tener mayor peso y abogaron por la liberalización de la economía. Hacia el 40, la nobleza se retira del sector agrícola y quedan cada vez menos agricultores independientes. El sistema industrial estuvo en condiciones de absorber a trabajadores a través de la actividad minera, el ferrocarril, la actividad metalúrgica y la industria textil. Hacia 1849, Inglaterra adopta el librecambio y empezó a especializarse en bienes industriales, dando inicio a la división internacional del trabajo.
La protesta obrera
Desde finales del siglo XVIII, la ley de antiasociación prohibía la creación de sindicatos, y los brotes de protesta eran seguidos por represión. Las protestas emergieron por el aumento del costo de vida, pero a partir de 1793 las demandar comenzarían a ser políticas y sociales, enmarcadas en los derechos del hombre pregonados por los revolucionarios franceses, combinado con la escasez de alimentos provocados por la guerra.
La elite inglesa veía una correlación directa entre los desbordes sociales y el periodo jacobino francés. El surgimiento del radicalismo, cuyo líder fue William Cobbet, fue contemporáneo de las agrupaciones obreras de Europa continental. Este grupo concentró su reclamo en la oposición a la ley de antiasociación, la escasez de bienes, víveres y alimentos. Sus reivindicaciones no iban más allá de este punto.
Hacia 1830 en Francia surge el socialismo utópico. La versión inglesa fue el socialismo colectivista, liderado por Robert Owen y aspiraba a encontrar una sociedad industrial pero donde los bienes fueran de propiedad comunitaria. Por primera vez se reconocía que el desempleo era resultado de una deficiencia del mercado de trabajo y no una predisposición al ocio de las clases bajas. Este socialismo aún creía en las bondades de la industrialización y de la posibilidad de conciliación de clases.
El otro movimiento que surgió en este periodo fue el cartismo y confluían liderazgos de distintos orígenes. El movimiento impulsó la gran huelga de 1842, cuyo objetivo fue la ampliación de los derechos políticos de los sectores populares y fue el precursor del laborismo inglés. En este momento el miedo de la burguesía llevó a la represión. Los disturbios sociales comenzaron a apaciguarse hacia fines de los 40.
Los beneficios de la riqueza acumulada derramó sus remanentes sobre un sector muy reducida de los sectores populares. Tal vez por este motivo, el movimiento obrero inglés se consolidó como un movimiento reformista y no impugnador del sistema económico. Este carácter no revolucionario llevó a la burguesía a aceptar la sindicalización hacia 1870.
Francia
El imperio francés
La vocación bélica e imperial del reinado hizo que Francia estuviera en perpetua guerra con sus pares europeos. Sin embargo, debido al poderío naval y comercial inglés, Francia iba quedando relegada en el comercio.
Al igual que Inglaterra, el imperio franco utilizaba algunos territorios colonizados como mecanismo de expulsión del excedente poblacional de la metrópoli. Estos colonos tenían amplios beneficios al acceder a la propiedad de la tierra y cumplir con su expectativa de ascenso social que cada vez era más difícil de satisfacer en el territorio francés.
En 1786 el estado francés entra en bancarrota. Esto fue debido al elevado costo de mantener a la aristocracia y para el mantenimiento de los ejércitos. La bancarrota sería uno de los factores para la revolución. Luego de la derrota en la Guerra de los Siete Años (1756-1763), el imperio perdió numerosas colonias. A esto debe sumársele su participación en la independencia estadounidense.
La revolución francesa no detuvo este carácter bélico francés, sino que más bien lo envolvió en el lema de la defensa de los derechos del hombre, la libertad y la igualdad. El estado abolió la esclavitud en todos sus dominios, salvo en sus colonias, quienes protagonizarían violentas revueltas. Más allá de esto, con la expansión imperial napoleónico en 1814 se sentaron las bases del derecho burgués en toda Europa.
Las condiciones políticas y culturales
En Francia se dio inicio a un proceso de centralización y liberalización. Progresivamente se fueron erosionando los vestigios feudales, eliminando los tribunales reales y haciendo cada vez más poderoso al poder central. Paralelamente, se impulsó la libertad de navegación y comercio, unificando el territorio. La liberalización en el terreno político fue posible luego de crear una carrera de funcionario público, a la que podían acceder la nobleza más baja.
La aristocracia no estuvo dispuesta a acordar con la burguesía y decidió enfrentarla, y por ello perdió todo. Los revolucionarios abolieron todos los beneficios fiscales, confiscaron las tierras de los nobles y la Iglesia y sometieron al clero al control del estado(entre otras cosas). La revolución desplazó tanto a nobles como eclesiásticos del control del Estado.
El mundo rural
La mayoría de la población francesa vivía en el campo y de él. La Iglesia era la mayor propietaria de extensiones de tierra, las cuales fueron confiscadas durante la revolución francesa. El Estado, especialmente durante la época jacobina, generó políticas para que estas tierras fuesen trabajadas por campesinos devenidos en pequeños y medianos agricultores. Esta es una gran diferencia con el modelo inglés, en el que la tierra quedó concentrada y en posesión de la burguesía. La consolidación de minifundios consolidó el sistema de trabajo doméstico, produciéndose una alianza entre la burguesía y el campesinado.
Población y mercado
La economía francesa dependía del mercado externo y por ello el imperialismo. La población superabundante era, paradójicamente, la causa de la debilidad del mercado interno. La existencia de una mano de obra abundante significaba bajos salarios y estos salarios bajos repercutieron en un poco inversión en innovación tecnológica. Las consecuencias fueron un retraso de la creación de un mercado de consumidor y la convivencia de formas de trabajo modernas y domiciliarias. Otra razón que explica la debilidad del mercado interno es la poca integración del mercado interno y las dificultades del transporte. Esta falta de integración fue sorteada finalmente con la aparición del ferrocarril.
La Industria francesa
Las industria pioneras, al igual que en el caso inglés fueron la textil y el hierro. Estas se organizaban entorno al trabajo doméstico o protoindustria. Posteriormente surgiría el taller. El trabajo doméstico y el trabajo en el taller coexistió en Francia hasta el siglo XX.
El sistema industrial francés no se encontraba integrado, habiendo zonas industrializadas desconectadas. En este sentido, la revolución pretendió una mayor uniformidad al territorio.
Las disputas intestinas entre los componentes revolucionarios y la guerra externa afectaron al desarrollo industrial. Todos los recursos fiscales recaudados en este periodo se destinaban a los conflictos bélicos y no a la inversión industrial. El apaciguamiento de los conflicto dieron un nuevo impulso al comercio. Durante el periodo de Napoleón se comenzó a importar maquinaria textil desde Inglaterra. Esto requirió del desarrollo de la energía hidráulica.
A partir de 1840, Francia había establecido todas las pautas de una sociedad industrial, y sería entonces que junto a los ingleses defendieran el librecambio. Sumado a la ampliación de la gama de actividades manufactureras se puede mencionar la creación de un sistema financiero nacional y un equilibrio económico, que la colocó en virtual equilibrio con otras potencias europeas.
Un nuevo orden social
Todos los revolucionarios tenían algo que ganar y poco para perder ante las circunstancias que imponía el poder político. La burguesía deseaba una categoría social más alta y una participación en el gobierno. Los campesinos querían liberarse de todas las cargas feudales sobre la tierra y la conservación de sus tradiciones. Las clases pobres urbanas pretendían alimentos a precios bajos.
Las rebeliones populares
La escandalosa desigualdad social de la Francia del siglo XVIII explicaría la temprana aparición de revueltas populares. Desde 1775 comenzaron las revueltas que preanunciaban la rebelión campesina de 1789. El origen fue el aumento indiscriminado en los precios de los alimentos.
En 1789 se produjo El Gran Miedo, una gran insurrección rural, seguidas de rebeliones fiscales, asaltos y saqueos. Los sectores populares convirtieron estas revueltas en una guerra social, aunque cabe destacar que su gran organizador fue la burguesía.
En Francia la creación de una sociedad burguesa se asoció con la idea de democracia. Liberalismo y democracia parecían inicialmente dos caras de una moneda. El movimiento democrático se organizó en torno a clubes populares y cofradías. Hacia 1791, estas sociedades de barrio estaban federadas en torno a un Comité Central. La burguesía catalogó esta organización “exceso de democratismo”. Por ello prohibió la organización sindical. El paralelismo entre liberalismo y democracia no era tal.
En los años siguientes el nacionalismo articularía las ideas ilustradas con la acción popular, a través de los sans cullote. Su identificación estaba signada por la adscripción a los valores de Igualdad y Fraternidad y su lealtad a la Nación. Su alianza con los jacobinos fortaleció la República, aunque un año después la coalición se había deshecho y en 1795 perdieron el derecho a voto. Estos se rebelarían en la llamada Conspiración de los Iguales, que fue tempranamente descubierta y desarticulada a tiempo. Una nueva ola de rebeliones populares se extendieron por Francia hacia 1815 y tenía como objetivo bloquear la restauración monárquica(relacionado con 1814: El Congreso de Viena), pero fue derrotado. El régimen duró hasta 1848, aunque se vio muchas veces asechado por insurrecciones prorepublicanas. Hacia 1848 se comenzarán a ver movimientos obreros marxistas.
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