domingo, 6 de julio de 2008
Burguéses, Aristócratas y Radicals
Resumen del libro "La civilización en debate" de A. Lettieri
Capitulo 9
Burgueses, Aristócratas y Radicales
Temas Principales
• El Congreso de Viena
• Las revoluciones del 20, 30 y 48
• La cuestión alemana
El congreso de Viena
El Congreso de Viena comenzó a sesionar en 1814 tras la caída de Napoleón y estaba integrada por Inglaterra, Francia, Rusia, Prusia y Austria. Este congreso tenía como objetivo:
• La restauración monárquica anterior a la revolución francesa
• La paz dentro del continente europeo entre las potencias
• Evitar la unificación Alemana
Los conflictos entre las potencias solamente se llevó a cabo en las colonias de estas, tregua que perduró durante un siglo hasta la 1GM.
El centro de Europa planteaba todo un desafio, ya que el paso de Napoleón por allí había destruido todo vestigio de autoridad. Este territorio se dividía en ciudades y regiones autónomas, que serían incorporadas por la potencia del norte, Prusia, y en el sur, Austria. El sueño de la unificación alemana ponía en jaque al resto del continente. Por un lado, entre estas regiones existía un lenguaje en común y una tradición, sin embargo, existían diferencias en cuanto a lo religioso: al norte habitaban los protestantes mientras que en el sur predominaban los católicos. La creación de la Confederación Alemana manifestó la autonomía, soberanía e igualdad entre todos los estados miembros.
Las revoluciones de 1820
Estas revoluciones se dieron en España, Grecia, Portugal y parte de Italia, los cuales contaban con economías débiles y buscaban la proclamación de una Constitución liberal. Fue fundamental el profundo sentimiento nacionalista y romántico que adoptaron estos grupos revolucionarios luego de la invasión extranjera-napoleónica- surgiendo grupos como la Joven Irlanda(antecedente de IRA). Estos grupos pensaron, inocentemente, que una vez comenzada las revueltas, el pueblo francés apoyaría la instalación definitiva de los valores revolucionarios. Por supuesto, este apoyo no ocurrió, sino que además, la Pentarquía (las cinco potencias que se dieron cita en el Congreso de Viena) aplicaron el derecho de intervención, reprimiendo a todos los focos.
Paralelamente, la clase obrera de las potencias europeas fueron adoptando el socialismo o el anarquismo. Ambas cuestionaban el derecho del rey a gobernar y la presión de la burguesía a monopolizar la propiedad y los medios de cambio. La fábrica constituía paradójicamente un lugar de encuentro cotidiano que posibilitaba el establecimiento de nuevos lazos sociales, la difusión de ideas políticas y la incorporación de conductas que demostraban la superioridad de las acciones grupales organizadas a las individuales. En Francia no tardó en circular una propaganda política que cuestionaba el orden político diseñado por el acuerdo aristócrata-burgués.
Las revoluciones de 1830
Las ideas revolucionarias sembradas una década atrás no tardaron en manifestare en protesta política. Estos grupos revolucionarios protagonizaron hacia el 30 enfrentamientos callejeros en las calles de París, como respuesta al orden represivo impuesto por las autoridades monárquicas y a las graves condiciones económicas. En un segundo momento, la Guardia Nacional se negó a reprimir al pueblo, y por ante esta situación caótica Carlos X debió renunciar.
La burguesía francesa era conciente de que aún era incapaz de gobernar por sí sola, por lo que entabló una nueva alianza con la debilitada aristocracia. El resultado de este pacto fue la asunción de Luis Felipe de Orleáns. Este gobernó durante 18 años en los cuales la burguesía realizó un proceso de consolidación, mientras que los sectores populares sufrieron explotación, represión y la prohibición a las reuniones para agruparse.
En el resto de Europa se dieron revoluciones inspiradas en la parisina exigiendo mayor participación de la ciudadanía en el poder, pero debido a sus fracturas internas los movimiento revolucionarios no tuvieron éxito.
Los orígenes de la unificación Alemana
El primer paso para lo que luego sería la unificación alemana fue la creación de la Unión Aduanera o Zollverein, que consistía en una unión “meramente económica”, y que dejaba aislada a Austria, es decir no ya la Gran Alemania sino la Pequeña Alemania (Prusia + regiones independientes).
Durante la década del 30, Prusia alentó una serie de revoluciones en el norte de Alemania, expulsando a reyezuelos que se oponían a la unificación y aplicando una legislación más liberal (menos presión fiscal, liberación de siervos), otorgándole la autonomía administrativa a algunas ciudades.
Las revoluciones de 1848
La primera mitad del siglo XIX asistió a un proceso de gran expansión económica inglesa y en menor medida de Bélgica, Países Bajos, Prusia y Francia, que posibilitó un crecimiento significativo de la burguesía, a costas de la sobreexplotación de la mano de obra. La mano de obra que había sido desplazada de los campos eran ahora desplazados por los avances tecnológicos produciendo una concentración en las ciudades de obreros y desocupados. En este contexto, las ideas socialistas y anarquistas comienzan a ganar adeptos.
Hacia 1848 el descontento de las clases populares alcanza su nivel más alto en el marco de una crisis económica profunda provocada por el descenso de la producción agraria, que motivó una inflación. La restricción del trabajo trajo aparentada un alto nivel de desempleo industrial y la crisis generalizada en esta rama, que no tardó en traducirse en la difusión de graves epidemias entre los hambrientos.
En el caso francés, la situación se volvió explosiva: radicales y socialistas se levantaron para repudiar la corrupción en el gobierno de Luis Felipe de Orleáns y a exigir su condena, demandando además la extensión de los derechos políticos, rebajas de precios y mejoras en las condiciones de vida y de trabajo. La corona respondió reprimiendo, pero nuevamente el rey fue abandonado por la burguesía debido a su autocrático estilo de gobierno. Se da cuenta en este hecho que la alianza entre la burguesía y la aristocracia era una medida provisoria que favorecía a la primera, sabiendo que en cuanto las cosas fuesen mal la burguesía pretendería nuevamente hacerse con el poder. Debe sumársele a esta falta de apoyo de la burguesía la negativa de la Guardia Nacional para reprimir, y el resultado evidente fue la caída del rey.
Los republicanos proclamaron un gobierno provisional para garantizar una elemental estabilidad política. Una vez más, esta conducta se expandió por el resto de Europa. El ideal que movilizó a esta revolución fue el ideal romántico y nacionalista, exigiendo igualdad y afirmando su compromiso con la idea de progreso, lo cual se podría lograr mediante la remoción de estructuras sociales, políticas y culturales arcaicas. Pese a que en un primer momento la revolución había logrado imponer sus ideas, fue el pacto entre la burguesía, aristocracia y ejercito la que acabaría con este proyecto político.
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